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Al comenzar a ver este film, nos da la sensación de que es una típica historia de terror japones; sin duda lo es. Ya que el director nos da una historia sencilla donde una hermana (Kyoko) accidentalmente mata a su hermana gemela (Shoko). Pero todo comienza a ser confuso ya que se nos han presentado varias escenas donde aparecen ambas niñas enlazadas, dándonos una vaga idea de que no sólo pueden ser gemelas.
No podemos darle mucho peso a estas escenas ya que estamos inmiscuidos en la historia de Kyoko, en su vida adulta y los recuerdos tormentosos de su hermana. Un factor importante es que esta historia se desarrolla entre la realidad y los sueños, lo cual podemos observar con la acentuación que le da la fotografía y esto algo más que no deja que tengamos una comprensión completa de lo que llegara a ser el final. El director nos da pistas para para descubrir un final muy diferente al que llegamos a creer dentro de esta historia sencilla.
Descubrimos que toda la historia es un sueño, y que en efecto por las pistas que nos ha dado el director a lo largo del filme, las que se creyó en un principio que eran gemelas en realidad son siamesas, y por más conectadas que se encuentren tienen un espíritu muy separado e independiente. Siendo Kyoko una persona egoísta ya que ella sueña con tener su propia piel.